29 de abril de 2012

[IMAGEN] Presos Políticos sufren asesinato de sus familiares por negarse a fungir de falsos testigos en los montajes judiciales del estado colombiano + texto

 



A continuación un texto sobre la dramática realidad de miles de presos políticos en Colombia, y al final del texto un link de una investigación más extensa. Imagen Areito: www.areitoimagen.blogspot.com  Difunda la imagen y el texto en solidaridad con una causa urgente y ocultada por los medios.



 Presos Políticos entre torturas e invisibilización:'delito de rebelión' por oponerse al monopolio capitalista*


En Colombia hay miles de hombres y mujeres condenados por el “delito de rebelión” –tipificado en el mismo código- y condenados asimismo por su extensión más arbitraria de “terrorismo” [1], una categoría conceptual en la que cabe todo lo que le moleste al estado colombiano y al gran capital de un país saqueado que busca ahogar el descontento social en el exterminio y entre rejas. De los 9.500 presos políticos que tiene el estado colombiano, se estima que cerca del 90% son civiles encarcelados por su actividad política, su pensamiento crítico, su oposición a las políticas depredadoras del medio ambiente: sindicalistas, ambientalistas, maestros, líderes agrarios, académicos críticos, abogados, médicos, defensores de derechos humanos… hasta los artistas son objeto de la persecución judicial.  Los montajes judiciales con testigos pagados y pruebas falsificadas, sacadas incluso de 'computadores mágicos', son urdidos de manera sistemática contra los perseguidos políticos: los procederes ilegales del estamento militar y sus testigos adiestrados en las oficinas militares [2], son avalados por el aparato Fiscal de manera escandalosa, y se articulan con leyes de criminalización de la protesta: el aparato judicial es usado como arma de guerra contra la población, para desarticular la organización social e impedir el pensamiento crítico.
Por otro lado también es bien sabido que en Colombia hay un conflicto social, político y armado, y que en ese marco, los insurgentes apresados por el estado son presos políticos de guerra, porque su reivindicación es eminentemente política y porque hay una guerra. Pero el estado colombiano intenta tapar el sol con un dedo.

La existencia de miles de presos políticos es testimonio de la guerra represiva desatada por el estado colombiano contra la reivindicación social; por lo tanto exigir la libertad para los presos políticos es parte medular de la construcción de una verdadera paz con justicia social.

En Colombia el capitalismo se expresa al paroxismo: el terror correlativo al saqueo de los recursos para beneficio del gran capital se aplica de la manera más descarnada contra la población, con la finalidad de desplazar ingentes cantidades de personas de las zonas codiciadas, y de eliminar reivindicaciones. Hay más de 5,4 millones de personas despojadas y desplazadas de sus tierras en Colombia, multinacionales y latifundio acaparan las tierras robadas, y hoy legalizan títulos de propiedad en base a astutos malabarismos amparados por la Ley Santista relativa a la tierra, que como bien denuncian las comunidades: legaliza el despojo. En tiempos en que el capitalismo mundial profundiza al extremo las contradicciones entre acumulación capitalista y supervivencia de la especie, las estrategias represivas desarrolladas en Colombia son destinadas también a ser aplicadas en la región, lo que constituye una razón más para solidarizarse con el pueblo colombiano -además de las razones éticas.

TORTURAS: el asesinato de familiares como forma de tortura *

Sobre las torturas hay muchísimo que denunciar, las aberraciones cometidas contra los presos políticos se superan en horror unas a otras, y son cometidas al amparo del ostracismo e invisibilización: por ello la solidaridad con los presos políticos debe plantearse como una prioridad social. Hay presos que pasan años metidos en calabozos [3], hay golpizas, humillaciones, torturas físicas y sicológicas; hay presos empujados a la muerte porque se les niega la asistencia médica [4], presos ciegos y sin brazos, paralíticos, enfermos terminales que viven una tortura permanente, al serles negados incluso los medicamentos contra el dolor y al ser inmersos en patios llenos de paramilitares cuando están totalmente indefensos. Un caso revelador es el caso del preso político Oscar Elías Tordecilla, con los brazos amputados, que además devino ciego por la negación de la debida asistencia médica, y fue encarcelado en situación limite, situado adrede en una penitenciaría sin presos políticos, en un pabellón lleno de paramilitares, en violación al dictamen de Medicina legal y al DIH [5]. Igualmente hay varios presos políticos y de guerra que han sufrido el asesinato de sus familiares porque se han negado a fungir como falsos ‘testigos’ para la policía en los montajes judiciales contra líderes campesinos, sindicalistas y activistas sociales. Un caso de este drama es el del preso político Carlos Iván Peña Orjuela. Carlos Iván ha sido sometido a presión por parte la policía judicial de la SIJIN para que atestigüe contra líderes campesinos del Magdalena Medio. Ante su negativa de colaborar en montajes judiciales, la policía desapareció y asesinó a su hermano menor, luego encarceló bajo montaje judicial a la familiar que se ocupaba de su hijo y amenazó de asesinar también al niño de 6 años. El Comité de Solidaridad con los Presos Políticos denuncia:
“fue presionado para que ‘colaborara’ pues de lo contrario ‘le iba a costar muy caro’ (…)el agente de la SIJIN Juan Carlos Celis Torres profirió amenazas de montajes judiciales en contra de su familia, y amenazó directamente a su hijo diciendo que ‘de pronto anochecía pero no amanecía’ el niño. Le dio un plazo para convertirse en otro de los tantos testigos a sueldo que proliferan en el sistema judicial colombiano.” [6]. Tras las amenazas vinieron mayores crímenes: “la desaparición forzada y homicidio del hermano menor del detenido político (…) la captura de María Yolanda Cañón, familiar a cargo de su hijo. El detenido político procedió a llamar al celular de María Yolanda, quien contestó fue el agente de la SIJIN Celis Torres, quien se mofó de él advirtiéndole que si insistía en su negativa a ‘colaborar’ seguirían (…) En palabras textuales: ‘Yo le dije a usted que colaborara y usted no quiso colaborar y entonces la fiscalía tenía un paquetico y me tocó ir a capturarla y además por ahí le tengo otros paqueticos’. El CSPP denuncia las “actuaciones ilegales y vengativas de miembros de la policía judicial para generar ‘resultados’ que desconocen los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. Prácticas compatibles con las políticas que han traído como resultado las ejecuciones extrajudiciales conocidas como ‘falsos positivos’ y la judicialización masiva de población civil inocente, detenida en las famosas ‘capturas masivas’”[Ibíd.].
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NOTAS:


*El presente texto es un aporte breve - a petición de los lectores-  sobre la temática de los presos políticos en Colombia, recomiendo la investigación extensa sobre el tema, que se presenta en 5 partes, de las cuáles a 20 de mayo 2012 ya han sido publicadas 4. La quinta parte será una investigación más extensa sobre la tortura en las cárceles colombianas, y será publicada en junio 2012. 

28 de abril de 2012

S.O.S: ¡Sindicalicidio! En Colombia son asesinados el 60% de los sindicalistas asesinados en el mundo



En Colombia son asesinados el 60% de los sindicalistas asesinados en el mundo, por una violencia sistemática del Estado colombiano



En vísperas del 1ro de mayo 2012 fue ASESINADO Daniel Aguirre, dirigente sindical de los corteros de caña de Colombia, país en el que son asesinados el 60% de los sindicalistas asesinados en el mundo!

por APcrítico, con Comunicado SINALCORTEROS
Domingo, 29 de Abril de 2012
  • La política de Terrorismo de Estado bajo Santos está arreciando ante la mirada impávida del mundo. Tras la desaparición de dos líderes comunitarios de la Marcha Patriótica y el asesinato en Bogotá de un miembro del Partido Comunista en el lapso de una semana, llega la noticia del asesinato de otro sindicalista colombiano.
En vísperas del 1ro de Mayo, tenemos que recordar, otra vez desde la sangre de un compañero asesinado, que Colombia es el país más peligroso del mundo para la actividad sindical, como lo expresa el departamento de DDHH de la CUT: "En Colombia se cometen el 60% de los asesinatos de sindicalistas que se presentan en todo el mundo, por una violencia histórica, estructural, sistemática y selectiva que se convirtió en pauta de comportamiento del Estado colombiano: un genocidio contra el movimiento sindical colombiano.” [1]
Bajo el gobierno de Santos ya han sido asesinados 61 sindicalistas. Al parecer las herramientas paramilitares cuyo mandato es el exterminio sindical y de la oposición política en Colombia, decidieron marcar otro 1ro de Mayo con sangre de los trabajadores colombianos, en lo que constituye un genocidio que no cesa. En su informe de febrero 2012, la CUT denuncia:"las estadísticas no dejan de agregar muertos al triste y deshonroso récord que ocupa el país en la materia de más de 3.000 asesinatos de sindicalistas desde la creación de la CUT en el año 1986." [2]
Notas de la introducción: 
[1]  informe de de la CUT, 2011: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=120921

A continuación la totalidad del comunicado emitido  por el SINDICATO NACIONAL DE CORTEROS DE CAÑA (SINALCORTEROS) 28/04/12
'Repudiamos asesinato de nuestro Secretario General, Daniel Aguirre'

SINALCORTEROS: "El asesinato de Daniel se da en el contexto de intolerancia y violencia generalizada que azotan al país, en el que se destaca el desconocimiento de los derechos laborales y las libertades sindicales, el constreñimiento a los sindicatos que luchan contra una legislación interna que contraviene la normatividad de la OIT, hechos que contribuyen a hacer de nuestro país el más peligroso para la lucha democrática de los trabajadores y el más rentable para los negocios del capital financiero y las multinacionales."
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Recomendamos esta investigación de Renan Vega Cantor sobre el sindicalicidio en Colombia, que escrita con ironía, no deja de ser un testimonio documentado de un genocidio contínuo, perpetrado por la herramienta paramilitar y las herramientas oficiales del estado, ante los ojos impávidos del mundo:
El gobierno nacional está promoviendo la candidatura del vicepresidente de la República, Angelino Garzón, para convertirse en Director Ejecutivo de la OIT, porque tiene la firme convicción que en el terreno sindical el Estado colombiano cuenta con meritos suficientes para ocupar este honroso cargo. Este memorando quiere mostrar con detalle los indudables aportes que podemos hacer al capitalismo mundial en su propósito de mantener unas condiciones indignas para los trabajadores y difundir y aplicar por el mundo entero lo que podemos llamar sin exageraciones, ni falsas modestias, nuestro Good Will, buen nombre, merecidamente ganado y nuestro Know-how, experiencia criminal en la sistemática persecución sindical, destrucción de organizaciones de trabajadores y, sobretodo, asesinato de sindicalistas. (...)

Renán Vega Cantor Profesor Titular Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá,  Febrero 25 de 2012

'Sindicalicidio' informe por Renán Vega Cantor, 2012,  lea aquí:

15 de abril de 2012

La Paz es ante todo justicia social: ¡que cese el saqueo y la represión!



Acompaño esta imagen con un texto de Azalea Robles que expresa de manera poética, documentada y contundente, que la Paz no puede ser un concepto vacío manoseado por el poder, martirizado entre mentiras, empobrecimiento por saqueo, terrorismo de estado y bombas, porque la verdadera Paz pasa por la justicia social. El texto expresa la diferencia entre la paz de los banqueros y la paz del pueblo, y me dio inspiración para la imagen.


La Paz, la paloma hambrienta y las llaves del banquero




Hoy vuela una paloma enferma, pasea su mirada por el mundo que se deshilacha en angustias; pedazos de su carne quedan en las esquirlas ‘humanitarias’ de los cínicos; dulzura de sus plumas sepulta corazones de recién nacidos estallados de hambre. Pasea su mirada y constata mundo.

El hambre es guerra: Los huesos de los niños de las grandes capitales amanecen pegados al cemento; algunos entretejidos en racimos humanos para calentarse del viento de la indiferencia, otros apuñalados: con la retina muerta y el cuerpo saqueado. Frías las madrugadas y frías las miradas de la sociedad cuya empatía es asesinada por manipulaciones y terror; siniestramente cálido el abrazo del pegamento. Duelen las articulaciones del alma.

La explotación es guerra: se pierden manitas infantiles en el socavón. Siniestras esmeraldas devoran retoños de vida, nauseabundas canteras depredan sonrisas, prostíbulos despellejan ternuras, mientras el banquero alcanza fortunas inusitadas. Asimetría expele gargajos entre bambalinas, antes de posar en el cinismo.

Sobre la piedra del lavadero una niña reducida se debate entre toneladas de ropa sucia, desgajando sueños infantiles: quedan encarnadas sus uñas y su porvenir en la casa de la Doña. Barre el piso, sube el desayuno, limpia la casa, extiende la ropa, prepara el almuerzo, baña al perro, arregla la cocina, pule los muebles, prepara café, escapa del señorito, plancha la ropa, recoge a los niños en la parada del autobús, prepara la comida, ordena juguetes, termina de doblar la ropa, se cae del cansancio, sirve la comida, recoge la ropa sucia, ordena la sala, lava los platos, se cae del cansancio, escapa del señorito, lleva una bandeja, corre por la casa, sube y baja escaleras… ya son las 24h00 y sus 13 años no dan más, en unas 5 horas estará nuevamente preparando el desayuno.

La paloma de la paz ya no quiere cargar una rama de olivo de fibra sintética; necesita cargar un pan, un lápiz, un libro, una guitarra.

Por elevar sus reivindicaciones, a la paloma de la paz la sindican de rebelde, la encarcelan y la tachan de ‘terrorista’. 


I.      La paz desposeída y desaparecida

La paz desposeída [1] , explotada y desnutrida alzó su voz reclamando tierra, comida y justicia: no la volvieron a ver. Dicen que detrás del batallón en que la encarcelaron hay una fosa común. Común porque las voces de dignidad son allí sepultadas en masa [2]. Así cumplen los militares: a rajatabla obedecen a los instructores de la voz de caucho y la mirada de acero. En la plaza pública hoy alza la bandera un cabo condecorado con lamentos humanos, bajo un sol avergonzado. 


II.     La paz violada, desplazada



La paz violada alzó su voz en la hacienda del latifundista; luego los hombres del capitán la visitaron de nuevo, esta vez quebraron la infancia de su hermana menor y ardieron los gritos de su padre en la hoguera de la impotencia. La vida decidió escaparse del cuerpo más infantil. Con 12 años y preñada de abuso, cogió su camino la paz humillada, junto a ella su madre rota, y una abuela naufragada. La luna alumbra la montaña: miles de ojos ven desde la espesura a otra familia campesina arrastrar sus pasos, caminar huellas de terror y súplicas hacia la ciudad.

La paz desplazada se asentó entre cloacas, exiliada de campo y cantares de río, salió a buscar el sustento entre reciclajes de plásticos y allanamientos de su cuerpo.

Mientras tanto se ensancha la propiedad de la multinacional; electrifican algunos predios recién ‘adquiridos’: la llave del sistema de rejas y descargas la gestionarán los mercenarios con voz de caucho. Don Mario, el Patrón paramilitar de la región, es recompensado con varias hectáreas y la impunidad para su caprichos: le gusta ‘desflorar’ -como dice-, a niñas cada vez más jóvenes [3].

III.   La paz explotada y los sicarios de los saqueadores


La paz explotada reclamó contra la multinacional que se lleva el oro negro y deja la muerte empotrada en los flancos de la tierra y en el magro jornal del trabajador. En estas semanas acostumbraba a seguirla un policía agitando una sonrisa cínica. Hoy al llegar a su casa, acompañada de su esposo, los acribillaron de siete tiros en el umbral de la puerta: cinco hijos menores gritaron hasta hacer temblar la tierra [4].

Los sicarios desaparecieron en la noche, sacudiéndose esos gritos infantiles del hombro, como quién se sacude la caspa, y rápidamente dieron el parte de guerra: asesinados por la espalda dos civiles que habían cometido el crimen de no callarse ante lo injusto. Los saqueadores recibieron la noticia con satisfacción. La fuerza pública inició la “investigación” del crimen celebrando con los sicarios en un garito, entre cervezas y chistes.

IV.   La sonrisa más agria

Vibra la sangre en el cemento, como laguna que suspira las despedidas más terribles: aquellas que dejan el terror grabado en el futuro. Arden las venas de los vivos.

Vibra la sangre en los valles, en las parcelas humildes del campesino torturado [5].  Regimientos del ejército cuentan sus hazañas en la larga vergüenza de su uniforme. Niños violados y enterrados en fosas esperan todavía justicia [6]. Pero ante los tribunales sonríen los militares: la impunidad para ellos es absoluta. La jueza incorruptible fue asesinada por no entender “cómo funciona esto” [7]. Los niños de Arauca son mancillados dos veces.

Llora la tierra de aspersiones venenosas, de Planes Colombia y de los gritos de sus hijos. Se esparcen lamentos entre las montañas.


Desgarran el cielo las aves de metal que cargan en su seno la muerte más fiera. Llevan apodos tales como ‘Fantasmas’, ‘Tucanos’, ‘Kfir’, ‘B52’, ‘Black hawk’, y todas les letras del alfabeto conjugadas en la mayor infamia de la humanidad: el comercio de la muerte. Las lágrimas del pueblo son las llaves de la sonrisa más agria: la sonrisa del mercader de armas.


V.    La paz ocupada

La paz ocupada reclamó contra las bases militares de los hombres de la voz de caucho, cuya mirada afilada se posa en niñas al amparo de la impunidad otorgada desde la presidencia [8]. La paz ocupada volvió a su casa al anochecer, tras una de esas jornadas largas de estudios y trabajo; desde la esquina vio arder su pasado en un allanamiento que presenció arropada por la oscuridad y el sigilo. Besó a su madre, posando sólo sus labios en la respiración de la callejuela, sin poder acercarse siquiera a esa mejilla cálida, a esa dulzura materna que ya no volvería a ver. Decidió sobrevivir y caminó por las hojas de helechos y orquídeas, adentrándose en un lugar en el que espera no le quitarán tan fácilmente la vida y los sueños.


VI.   La paz en infancia perdida y el banquero

La paz infantil acompañó a su padre a la reunión de los mineros artesanales: la preocupación por la llegada de la multinacional es el principal asunto en la región. Los ‘Misters’ aducen que tienen títulos de propiedad; pero lo que más preocupa es que manejan la motosierra del paramilitar. El Negro Jairo, arrugado como un acordeón, se acuerda de tiempos remotos en que él ya amaba a esta tierra… otro desplazamiento, a su edad, no lo va a aceptar: resistirá para impedir la llegada de las retroexcavadoras. La paz infantil abre unos ojos como platos ante los relatos que alertan sobre las masacres ocurridas en comunidades aledañas: los lingotes previstos para la banca de Londres ya están cotizados, y al parecer ese oro ya lleva incrustado un exterminio premeditado.

De repente se agotan los segundos, se rompe el paisaje, y todo va muy rápido: cae sobre los humanos la orden codiciosa emitida desde el terciopelo de alguna oficina en el hemisferio norte. La paz infantil se esconde en un recoveco de tierra. El capitán del ejército y los paramilitares hacen sonar las motosierras [9]: gritos, aullidos y súplicas tiñen la vida de manera indeleble. Cortados los humanos como pronto será cortada la montaña; pulverizados sus sueños como pronto será ultrajada la cordillera, dinamitados sus paisajes, removida de la existencia.

Son siglos hasta que se van. La paz infantil deja pasar unas horas y sale de su escondite: pedazos humanos y gemidos ya leves sobresalen entre los buitres. No encuentra a su padre. Los humanos fueron desmembrados, sus cabezas casi todas lanzadas al río. La paz infantil siente que hoy muere su infancia.

El banquero al mismo instante ya manosea en bolsa los efectos de la adquisición: hoy irá a admirar el destello solar de los lingotes presos en su banco, en la noche criminal de sus negocios. Se apresta a tan emocionante visita –en solitario-; saca sus llaves multiformes y secretas, más secretas aún que la manera en que obtiene su riqueza. Los lingotes de oro aparecen como pequeños ataúdes dorados.


VII. La paz exiliada

La paz se exilia tras el asesinato de sus compañeros, de sus familiares. Antes del exterminio de su partido, los descalzos de la tierra la habían elegido [10]. Hubo un instante de esperanza en el sistema de urnas; pero rápidamente las fieras del poder eliminaron la posibilidad de cambio. La paz exiliada siente lacerantes punzadas de hielo en los inviernos nórdicos y en los abismos del desarraigo. Nostalgias anudan su pecho, canciones y sabores pueblan su mirada perdida. La biometría de su alma presenta, ante los mostradores del control de identidad, la lágrima de los que sufren ver a su pueblo humillado en eternas masacres y saqueos. Pero no se resigna a este exilio, y sigue trabajando por su pueblo. La paz periodista construye dignidad a miles de kilómetros de distancia física, y a escasos milímetros en distancia empática de su terruño natal. Deviene un humano universal, con cariño fiel a sus primeros años.

VIII.                La paz entregada a sus verdugos

Viaja despreocupada la paz exiliada y periodista a un país hermano, lleva una camisa roja, porque en el país hermano pregonan la justicia social; pero a su arribo sufre la traición desmedida. Es apresada la paz periodista, no hay ley ni convenio que sea respetado, no hay ética ni coherencia que frene lo atroz: es entregada a sus verdugos [11]. La paz periodista apenas alcanza a entender que sus hermanos la entregan a sus torturadores: mil preguntas cavan la fosa más honda de su alma. Este es un funeral muy triste.

IX.   El Plan Cóndor sepultando hermanos

Tras huir para salvar su vida, tras vivir décadas en los helados parajes del exilio; hoy la paz periodista entierra la confianza. Bolívar se siente utilizado, incómodo en iconografías que son parapeto a convenios comerciales y militares con los Santanderes más carniceros. Los verdugos ríen como hienas sobre el cadáver de la confianza y alzan triunfantes su llave desmovilizadora: “el hombre es un lobo para el hombre”. Mientras trasladan a la paz periodista en esos vuelos sórdidos que llevan los trofeos de cacería humana al aparato de moler vidas, en la calle solidaria alzan su voz algunos ciudadanos de la dignidad humana; pero los medios mienten, y son muchos los que callan. Miles de justificadores de lo injustificable hilvanan mentiras con agujas de ceguera. Muchos de los que parecían hermanos, que dicen enarbolar la defensa de la vida, de la humanidad, de la solidaridad, hoy se esmeran en ahogar los gritos solidarios, en obviar los mínimos tratados humanitarios, en pisotear el derecho de asilo y en apedrear la ética con acusaciones inquisidoras: curiosa y terrible locura, incoherencia que arde. Las llaves de la esperanza parecen derretirse.

Luego es apresado un cantor enfermo, un artista que subió a las montañas tras sufrir persecución, y que hoy ya viejo busca asilo en el país hermano [12]. Hilos muy finos sostienen aún la esperanza. Pero lo encarcelan ilegalmente y le otorgan el privilegio al régimen persecutor de que viole los plazos legales una y otra vez… tiembla la pobre esperanza.  Los poetas alzan sus voces de protesta recordando a Víctor Jara; pero las hordas de persecutores se quieren llevar al poeta a sus cárceles-tortura. El Plan Cóndor de los hombres de la voz de caucho quiere envolver en infamias a unos y otros. La dignidad tiene una oportunidad para hacer oír su voz contra complicidades abyectas.


X.    La Paz estudiante

La paz estudiante camina protestas y construcciones colectivas: quiere un país con una educación que enseñe a la gente a pensarse para la soberanía, no para la sumisión [13]. Quiere que la educación sea accesible a todos, y no sólo a una minoría privilegiada. Quiere estudiar la historia de su pueblo, la realidad del campesino, y se atreve a investigar. Es encarcelada bajo los cargos de ‘rebelión y terrorismo’. Las llaves austeras y agresivas se agitan a su llegada en las manos de los carceleros: adiestrados en la frustración y la inhumanidad.


XI.   Alas arrancadas

Entre rejas percibe que son miles y miles las alas de libertad truncadas: sueños enjaulados, familias destruidas, comunidades apaleadas. Oye a lo lejos ruidos de huesos rotos: alas arrancadas y arrojadas a un despeñadero que pretende ser de olvido. Pero no lo será.

La paz es torturada: sus gritos aislados, su dignidad golpeada y martillada, su manos de acariciar deformadas, arrancadas sus uñas, orinada su osadía: pero no se doblega y crece. La paz es sacada del calabozo amoratada, le niegan asistencia médica. Sangra por la boca, pierde la visión, se entumecen sus miembros. Los demás presos reclaman que le sea brindada asistencia médica, les contestan con palizas y gases [14]. Al cabo de una semana sin recibir curación muere el cuerpo de la paz torturada; pero le sobrevive su sueño, en todo un pueblo.


XII. Paloma soñando

El sueño sigue vivo y va volando como una paloma rebelde, como un colibrí regando polen de ideas, ternura persistente.

La paloma de la paz sigue viva; estupefacta mira la representación del mundo que sale de la pantalla televisiva: ahí descubre que crearon robots a su imagen y semejanza. Ella ve a sus clones desfilar en las pantallas de inocular realidad virtual: unas palomas gordas con movimientos mecánicos, cuya función consiste en hacerle creer al mundo que la paz no es reivindicación, ‘que para nada, que eso está reñido’. Se les ve la pluma mecánica a esas falsas palomas: aparece una llave que sirve para darles cuerda. Son robots bastante vulgares; pero los medios hacen bien su trabajo de adormilar a la gente.

Los mecanismos de alienación masiva se articulan en el engranaje de mentiras y terror para paralizar al pensamiento crítico. La empatía es declarada objetivo militar. Los medios degradan la condición humana para legitimar el exterminio: el opositor es descalificado y hasta su despojo mortal es humillado en una orgía de muerte. Las pantallas exhiben cadáveres en bolsas negras, políticos de turno salen posando con manos cortadas: vanagloriándose de instalar en el país un mecanismo de delación y tarifas a la vida. La atrocidad llega hasta tal punto que los militares ‘producen’ cadáveres para mediatizarlos: es decir asesinan a niños y jóvenes civiles para disfrazar sus cadáveres de ‘guerrilleros abatidos en combate’ [15] . No hay ningún escrúpulo a la hora de implementar la guerra sucia, la guerra sicológica contra la sociedad en su conjunto, el terror que busca disuadir.

La ética es encerrada con llave mil pies bajo tierra, y la llave de ese calabozo la guarda algún Mister; porque esa, es una llave mayor.

-¡Qué impostores! -piensa la paloma indignada. Va cavilando sin parar la manera de unir resistencias, de resolver la guerra del hambre, de la injusticia, de las aceras atiborradas de sueños muertos. La llave de la guerra es la misma que abre la caja fuerte del banquero, de la multinacional, del oligarca: y esos mismos hombres caja-fuerte quieren hacernos creer que sus 'llaves' son las de la paz.

Sin dignidad y justicia social se atrofian las alas de la paz; por ello la paloma decide dejar la mansedumbre. Son millones ya las palomas decididas a luchar por dignidad, millones que rechazan la impostura de la paz arrodillada.

La paz es respeto por el pueblo, no cosmética de oligarcas.

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Notas:
El precedente texto está inspirado en hechos reales que aquejan al pueblo colombiano. Los capítulos tienen su inspiración en el terror generalizado, y varios de ellos nacieron como homenaje a hechos concretos. Por ello las fuentes remiten a hechos concretos y también aparecen como sustento documental para ampliar cada tema.

Areito, arte comprometido con la humanidad y el planeta

En las creaciones de Areito encontraran imágenes hechas en base a sus dibujos, aguadas, pinturas en acrílico, técnicas mixtas, y fotografías con trabajo digital. Algunas imágenes, dada la crudeza de lo que muestran, son simplemente las fotos contextualizadas con algún trabado lineal o digital.


Las temáticas varían, pero todas tienen que ver con la reivindicación de justicia social, humana y ecológica; denuncian la represión y buscan fomentar el pensamiento crítico y difundir mensajes acerca de realidades silenciadas.


La motivación de la creación para Areito, es aportar un grano de arena para romper el cerco desinformativo y la manipulación que sostienen al sistema capitalista... sistema cuya criminalidad rebasa lo imaginable.

Hay imágenes acerca del saqueo y su correlativo empobrecimiento; imágenes que hablan del drama del éxodo causado por el saqueo; imágenes que hablan del maltrato hacia los niños, etc...


Muchas de las imágenes tienen que ver con la denuncia del terrorismo de Estado en Colombia por ser una situación de extrema gravedad, muy silenciada, en la que se plasma el capitalismo en su paroxismo del terror correlativo al saqueo. Una realidad que requiere una intensiva solidaridad internacional. Hay igualmente imágenes acerca de la invasión y saqueo de Irak, Palestina, el Congo, Libia... y otros temas de interés solidario como el apoyo a Cuba.

Además, las imágenes de Areito abordan también reflexiones acerca de temas humanos como la manipulación de la información, la alienación masiva, el machismo, el racismo, el clasismo y los diversos mecanismos discriminatorios fomentados desde el poder económico para mantener la división social en los oprimidos y explotados.


Pueden difundir las imágenes, imprimirlas a modo de afiches, postales, viñetas, camisetas, calendarios, etc... Lo importante es que el mensaje se difunda a través de nuestros medios humildes pero soñadores con un mundo más justo.

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